REALIDADES QUE ESTREMECEN

`Los padres no protegen a sus hijos y si la familia está destruida, todo está mal´

Gladys Sosa, de la asociación Madres Unidas del Pacará, cuenta cómo miran con dolor a los jóvenes adictos y a los niños abandonados. "Se ha naturalizado la venta y el consumo de droga", dijo.

La problemática de las drogas sigue golpeando a las familias santiagueñas. Niños y jóvenes que deambulan por los barrios y otros tantos que están en recuperación componen una triste y preocupante postal de la sociedad, en la que aún hay personas que intentan revertir esta situación.

La organización "Madres Unidas del Pacará", es uno de los grupos de mujeres que observan -con dolor y desasosiego- el quiebre de la familia, el abandono de los niños y los jóvenes con problemas de adicción a las drogas no sólo en su barrio, sino también en otros sectores de la comunidad.

"Las madres del Pacará siempre hemos dicho que los verdaderos narcotraficantes no están en nuestro barrio. Sí sabemos de algunos chicos menores de edad que consumen, pero nosotros creemos que la responsabilidad es de los padres. Hoy en nuestro barrio es algo que se ha naturalizado, que ‘está bien’, que muchas veces dicen ‘dejalo’. Pero esto que sucede aquí pasa en todos lados, es una realidad de la sociedad", señaló Gladys Sosa, presidenta de la asociación y referente de la cooperativa "Pacará Unido".

Esta situación que ella describe se viene visibilizando en los desmantelamientos de bandas dedicadas al narcomenudeo en Santiago y en los chicos que llegan a centros de rehabilitación para escapar de este flagelo. Pero a veces la lucha no es suficiente y el dolor se apodera de quienes ven caer a los niños y adolescentes.

"Hoy vende la familia. Sé que en el sector de La Isla, ellos tienen el control, hay niños que son vendedores o consumidores, como también sucede en barrio Río Dulce. Pero esto siempre va a existir mientras no tomemos la responsabilidad que debemos", agregó Sosa.

"Hoy se ha hecho algo natural tanto la venta como el consumo de droga. Eso duele muchísimo, porque ¿qué futuro habrá con nuestros niños y jóvenes? A las madres nos queda suplicar a Dios y pedirle un milagro para nuestros hijos", dijo compungida.

Sosa también destacó que "hay una responsabilidad de los padres, de la sociedad y del Estado. Pero sobre todo de la familia’.

En este sentido, reflexionó: ‘Aquí lo que se ve mucho es la falta de responsabilidad. Los padres han dejado de proteger a sus hijos. Es un desentendimiento, un abandono moral. Y si la familia está destruida, todo está mal".

Asistencia

Años atrás las madres de este barrio recibieron capacitaciones sobre el problema de drogadicción y también brindaron asesoramiento a los vecinos para ayudarlos a enfrentar esta situación. Sin embargo, la realidad supera a lo aprendido y hoy estas madres tienen el compromiso de acompañar a los chicos, pero se le torna difícil.

"En las capacitaciones que recibimos entendimos que el adicto no tendría que estar internado, sino tratarlo dentro del barrio, con nuestras propias herramientas. Pero es difícil hacerlo, por eso necesitamos gente que se comprometa y quiera ayudar. Las puertas de la asociación están abiertas".

Es por eso que llaman a las organizaciones y personas comprometidas a trabajar en conjunto por el bienestar de los jóvenes y de las familias del barrio.

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